domingo, 23 de noviembre de 2014

Enfermedades comunes de los gatos

La alergia puede afectar con frecuencia los gatos. El primer paso será identificar el agente que produce la alergia (alergeno) y eliminarlo del entorno del animal para que recupere su buen estado de salud. Los síntomas de la alergia pueden ser de dos tipos, respiratorios: tos, estornudos, dificultades respiratorias, y cutáneos: prurito –picor intenso y persistente-, que hace que el gato se lama, se rasque y se arranque el pelo y también lagrimeo en los ojos.
La bronconeumonía es una inflamación aguda de los bronquios y los alveolos pulmonares. Se produce por una infección de calcivirus, y el animal tendrá los ojos llorosos, mucosidad que puede llegar a ser mucopurulenta, tos y pueden aparecer úlceras en la boca. La severidad del proceso infeccioso dependerá de la cepa del virus y de las defensas con las que cuente el gato.
Dentro de las enfermedads respiratorias se puede señalar como la más frecuente la gripe del gato –RVF- causada por un herpesvirus. Aunque la mascota haya sido vacunada se puede llegar a resfriar de forma aguda. Los síntomas suelen ser: lagrimeo en los ojos, tos y estornudos, congestión nasal y mucosidad densa. El veterinario prescribirá un tratamiento de antibióticos que se ha de seguir hasta el final aunque el animal muestre síntomas de mejoría en breve.
En lo que afecta a problemas oftalmológicos las cataratas –opacidad del cristalino- pueden aparecer por diversas causas -congénitas o adquiridas-. Se aprecian a simple vista pues al observar los ojos del gato se ve que el interior de la pupila es de color blanco aunque también se puede detectar que la mascota tiene problemas de visión al observar sus movimientos que serán erráticos, choque contra los muebles o deje de subir a lugares elevados. L única solución es la intervención quirúrgica.
Otras enfermedades oftalmológicas pueden ser la conjuntivitis o el entropión –párpado inferior vuelto hacia el ojo-. La presencia de legañas o el lagrimeo nos ayudarán a sospechar de su presencia.
Los problemas gastrointestinales también puede afectar a nuestra mascota, sobre todo, a los ejemplares jóvenes. Normalmente se producen si el gato ha ingerido alimentos en mal estado aunque también se puede producir por una infección bacteriana, un virus, la presencia de parásitos o una patología sistémica. Las señales son: diarreas, vómitos, dolor abdominal, distensión abdominal, pérdida de apetito, debilidad y desasosiego; además, es muy probable que el gato se revuelque por la casa a intervalos si presenta dolores de tipo cólico. Ante la sospecha de c&ocute;lico conviene trasladarlo a la consulta veterinaria de forma urgente.
Las inflamaciones son también síntomas de patología. La estomatitis, por ejemplo, es una inflamación de la mucosa bucal que suele ser desencadenada por la presencia de sarro y que puede afectar al paladar, la lengua o las encías. El proceso es irritante y traumático para el animal. Otra inflamación, en esta ocasión de la mucosa, es la faringitis. Su origen suele ser vírico y el gato muestra dificultad para tragar, tos, fiebre, cansancio y falta de apetito.
La otitis es el proceso inflamatorio del conducto auditivo y, además de doloroso para el animal, puede tener consecuencias muy graves ya que si se descuida puede ser la causa de la perforación del tímpano. La otitis se puede producir por la presencia de parásitos como los ácaros –hay que vigilar que el gato no tenga una secreción marrón en las orejas- por hongos o por bacterias.
La cistitis o síndrome urológico felino, también conocido con las siglas SUF, FUS o FLUTD, se debe la formación de cálculos de estruvita -fosfato-amónico magnésico- u otros minerales que llegan a obstruir el conducto urinario. Los síntomas son: dolor al orinar, orina en lugares atípicos –el gato no usa su bandeja de arena-, lamido de la zona urinaria, mucha sed o ausencia total de la micción, dolor y vómitos si el conducto está obstruido. El tratamiento, además de eliminar los cálculos en la clínica veterinaria, suele incluir la prescripción de una dieta de piensos de tratamiento bajos en los minerales que el animal tiene tendencia a acumular.
Una de las patologías más frecuentes en gatos a partir de cierta edad es la insuficiencia renal. Los riñones felinos realizan una intensa tarea de filtrado ya que, al ser animales carnívoros, el metabolismo de la proteína animal es uno de los elementos de la dieta que más residuos tóxicos genera. Esto hace que sean los órganos que antes puedan empezar a fallar con el tiempo. Podemos sospechar de este problema si nuestro gato come menos, adelgaza e incrementa mucho el volumen de agua que bebe y de orina que elimina.
La cardiomiopatía hipertrófica es la enfermedad cardiaca más frecuente en la especie felina. Los síntomas pueden ser sutiles pero el animal suele perder peso, estar más cansado o pasivo y presentar problemas respiratorios.
  • Enfermedades infecciosas Que el gato tenga su calendario de vacunas al día y su sistema inmune en óptimas condiciones puede evitar la aparición de determinadas enfermedades infecciosas, sobre todo, si tiene acceso al exterior o contacto con otros congéneres. El gato doméstico que no sale de casa difícilmente tendrá ocasión para contagiarse.
    La panleucopenia felina es la inflamación de la mucosa intestinal –enteritis-. Está causada por un virus de la familia de los parvovirus y los síntomas son: inapetencia, fiebre, vómito espumoso, heces diarreicas amarillo-grisáceas o hemorrágicas, oscuras y con mal olor. El gato también experimentará dolores abdominales y en una analítica se observará la disminución de leucocitos en sangre.
    La leucemia felina –LVFe- solo se transmite por contacto directo con animales portadores del virus; sin embargo entre el contagio y la aparición de los síntomas clínicos pueden pasar mucho tiempo, incluso años. Los síntomas son: falta de apetito, somnolencia, debilidad, anemia, aparición de tumores y enfermedades sanguíneas como la anemia y la leucemia, de ahí su nombre.
    El virus de inmunodefiencia felina se transmite por una mordedura de otro animal infectado y no tiene tratamiento ni se puede prevenir con vacunación. La enfermedad tiene tres etapas: aguda, subclínica y crónica. En esta última, el deterioro del sistema inmune predispone al animal a padecer varias enfermedades como infecciones crónicas de la boca, patologías respiratorias, infecciones intestinales, enfermedades fúngicas, enfermedades de los ojos, síntomas nerviosos, neoplasias y leucemia. La pérdida de peso al final de la enfermedad será casi extrema.
    Los trastornos relacionados con la sangre también entran en la categoría de enfermedades infecciosas. Es el caso de la anemia infecciosa felina que está causada por un parásito llamado Hemobartonella que se adhiere a los glóbulos rojos y los destruye.
    La peritonitis infecciosa felina es otra grave enfermedad infecciosa causada por un virus de la familia de los coronavirus. Suele afectar al aparato respiratorio y gastrointestinal pero acaba invadiendo todos los órganos y sistemas y no tiene tratamiento. Suele ser mortal, sobre todo en gatos jóvenes.

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